17.9.14

Miguel A. Zapata: «A&P», de John Updike

(Reading, Pensilvania, 1932-Beverly Farms, Massachusetts, 2009)


Pigeon feathers (1962)
La vida es un hipermercado de los suburbios. Y John Updike, el padre novelístico de Harry «Conejo» Angstrom lo sabe, casi se diría que en cuentos como éste llegó a gestar el concepto, desarrollado décadas después por Kevin Smith en la película Clerks. El mall, para el escritor de Reading, brota en la periferia de las ciudades medianas y durmientes de Estados Unidos como una feria del tedio y, al mismo tiempo, como el placebo que lo prolonga: se consume y se vende por mero aburrimiento, por esa desidia posmoderna sublimada en chips y mashmallows.

En «A&P», cuento perteneciente al libro Pigeon feathers (1962), Sammy, un dependiente de diecinueve años, narra desde su observatorio de la caja registradora el devenir de los clientes por los pasillos y anaqueles del mall, un puesto de privilegio desde el que otear ese horizonte envidiable o soñado de las vidas ajenas. Nada extraordinario ocurre, nada reseñable más allá del tintineo de las monedas y el trueque de productos y dólares. Pero en manos de Updike y mediante esa observación febril y escrutadora del chico de la caja, la anécdota trivial se convierte en estudio quirúrgico de las relaciones grupales y las abruptas distancias que en el espacio alimenticio de un hipermercado se abren entre la vida ociosa de los clientes de la middle-high class bostoniana que frecuentan el pueblo sólo en vacaciones y los lugareños que odian y admiran por igual la encantadora decadencia dorada de aquéllos. Es ésta la Norteamérica detenida de William Christenberry, Edward Hopper, Richard Nixon y un Norman Rockwell diluido en licor de moras de alta gradación.

Como en no pocas de sus novelas, John Updike reserva al final para Sammy una suerte de epifanía: el deseo feroz de una libertad que quizá nunca alcance plenamente, porque tal vez no le corresponde. Updike, conejo agridulce, también en sus cuentos.

Puedes leer «A&P» en
Antología del cuento norteamericano.


(Granada, 1974)

Desde 2002 desarrolla su labor literaria y docente en Madrid. Es autor de los volúmenes de cuentos Ternuras interrumpidas. Fabulario casi naif (2003) y Esquina inferior del cuadro (Menoscuarto; Finalista del Premio Setenil al Mejor Libro de Relatos 2012), y de los libros de microrrelatos Baúl de prodigios (Traspiés, 2007) y Revelaciones y Magias (Traspiés, 2009). Su obra ha recibido numerosos premios de narrativa breve y ha sido incluida en algunas de las más relevantes antologías y compilaciones del género, como Cuento español actual 1992-2012 (Cátedra, 2014), Antología del microrrelato español 1906-2011 (Cátedra, 2012), Mar de pirañas. Los nuevos nombres del microrrelato español (Menoscuarto, 2012), Más por menos. Antología de microrrelatos hispánicos actuales (Sial, 2011), Por favor, sea breve 2 (Páginas de Espuma, 2009) y Perturbaciones. Antología del relato fantástico español actual (Salto de Página, 2009). Su primera novela, Las manos, ha sido publicada por la editorial Candaya (2014).


14.9.14

Manu Espada: «Un guardián junto al muerto», de Ambrose Bierce

Ambrose Bierce
(Meigs, Ohio, 1842-Chihuahua, México, 1913)


Tales of Soldiers and Civilians
(1891)
¿Pasarías una noche a solas con un muerto? Bajo esta premisa, un grupo de jugadores hace una tétrica apuesta. El planteamiento del relato «Un guardián junto al muerto», que Ambrose Bierce incluyó en Cuentos de soldados y civiles, parece simple, pero se complica sin embargo según avanza la narración mediante el juego de equívocos, la sorpresa final y el viejo truco del «doble», quizá lo más previsible de este texto. Con un estilo sombrío, sencillo y directo que engarza con los cuentos oscuros de Poe y en el que se inspiró Lovecraft, Bierce despliega una historia en la que hay latente un humor negro que se ríe soterradamente de la muerte y se enreda con ella en una especie de trama de espejos. En este relato se requiere cierta complicidad del lector para que la apuesta sea verosímil y, de hecho, Bierce se toma la licencia de escribir una suerte de epílogo en el que uno de los personajes explica el cuento a los otros personajes para, en realidad, explicárselo al lector, como en las novelas y series detectivescas. El cuento tiene dos partes, la lúdica, ese juego que plantea el autor al lector, y la filosófica, con reflexiones y diálogos de los personajes sobre el miedo a la muerte.

La figura de Bierce, que, cuando tenía más de setenta años, desapareció misteriosamente en México durante la revolución de Pancho Villa, inspiró la película Gringo viejo, una cinta en la que fusilan su propio cadáver. Un final que podría haber firmado él mismo. ¿Pasarías una noche junto al cuerpo sin vida de Ambrose Bierce? Se aceptan apuestas.


Puedes leer «Un guardián junto al muerto»


(Salamanca, 1974)

Licenciado en Periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca y Máster en Radio por RNE y la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado los libros de microrrelatos El desguace (premio editorial Grupobúho), Fuera de Temario (Talentura, 2010) y Zoom (Paréntesis), además de Un poquito de por favor. Manual para sobrevivir en una comunidad de vecinos (Temas de hoy). Ha coordinado junto a Rosana Alonso De antología. La logia del microrrelato (Talentura, 2013), que recoge textos de los mejores autores de la denominada «Generación Blogger». Ha estrenado una obra de teatro y un cortometraje titulados El tercer día, y ha ganado más de veinte galardones literarios, entre los que destacan la II edición del premio Relatos en Cadena de la SER y el concurso de la revista Eñe. Forma parte de las principales antologías de microrrelatos de los últimos años: Velas al viento. Los microrrelatos de la nave de los locos (Cuadernos del Vigía, 2010), Relatos en Cadena 2008-2009, (Alfaguara), Mar de Pirañas. Nuevas voces del microrrelato español (Menoscuarto, 2012) y Antología del microrrelato español (1906-2011) (Cátedra, 2012), además de Pervertidos (Traspiés) y Desahuciados. Crónicas de la crisis (Traspiés). Desde hace quince años ha desarrollado su labor profesional de guionista en medios como Radio 3, Radio 5, Telemadrid, TVE, Antena 3 o Telecinco, donde coordina una sección por la que han pasado importantes personajes de la vida política española. Ha publicado una segunda edición de Fuera de temario (Talentura, 2013) y tiene pendiente de publicación el libro de microrrelatos experimental Personajes Secundarios, inspirado en la comunicación visual que tiene con su hijo Daniel, aquejado de autismo. Mantiene uno de los blogs creativos más veteranos del panorama literario: «La espada oxidada».


12.9.14

Presentación en Burgos

Durante el verano hemos seguido publicando las recomendaciones y comentarios de nuestras firmas invitadas, y en breve os ofreceremos nuevos contenidos en esta página, que va a seguir activa mucho más allá del ciclo de vida natural de nuestro libro. Pero con el inicio del nuevo curso editorial el equipo de Bartleby Editores vuelve a convocaros, esta vez a la que muy probablemente sea la última presentación en España de Madrid, Nebraska, tras eventos como los de Madrid, Barcelona, Fuenlabrada o Santander. La presentación tendrá lugar en Burgos, el viernes 19 de septiembre a las 20.15 horas, y en un espacio tan imponente como el salón de actos del Museo de la Evolución Humana, en el Paseo de la Sierra de Atapuerca.

Contaremos con la presencia del autor Óscar Esquivias, además de Sergi Bellver, artífice del proyecto.

¡Os esperamos!


Próxima cita:

● Ginebra, Suiza: presentación de Madrid, Nebraska y de Agua dura, de Sergi Bellver, en la librería Albatros, el sábado 27 de septiembre.

Síguenos en Twitter: @MadridNebraska

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11.9.14

Felipe Navarro: «Georgica», de A. M. Homes

(Washington D.C., 1961)


Things You Should To Know
(2002)
«Te vi volar por el aire, pero no alcancé a ver dónde habías caído», dice uno de los personajes de «Georgica», de A. M. Homes. Me pregunto si no debiera ser siempre eso un cuento: la contemplación de un vuelo.

Me gusta «Georgica» porque vuela por el cielo de un pueblo de verano; quien vive en un pueblo de verano también ve a la gente pasar como en un vuelo, sin saber dónde acabarán cuando la arena ya descanse fría. A veces es como un sueño fosforescente el verano de ciertas edades, como llevar puestos unos prismáticos de visión nocturna. La protagonista se busca con uno de esos prismáticos en las noches de otros, cuando los fuegos arden para otros. Cuando los prueba antes de comprarlos y se sorprende de lo que brota en esa verde oscuridad de pronto desvelada, alguien nos dice de ella: «pensó que en cualquier momento iba a ver algo más, algo que no debía ver». Me pregunto si no debiera ser siempre eso un cuento.

Me gusta mucho esa mujer que se desplaza a través de la alegría juvenil que se fue como se van los veranos, a través del amor y el sexo ajenos. Es una mujer que decide acabar un vuelo, una mujer que ha sido lanzada al espacio por otros, como nos sucede a todos, pero que decide dónde caerá esta vez. Ha visto lo que quizá no debía ver de la vida que otros habían decidido esperar: por fortuna lo ha visto. Caerse resulta inevitable: lo importante es levantarse con gracia. Levantarse y saber dónde has caído, tú sí, aunque los otros nos vean volar sin alcanzar a contemplar dónde acabaremos.

Puedes leer «Georgica» en


(Málaga, 1969)

Ha publicado el libro de cuentos Las esperas (Renacimiento, 2000) y ha sido incluido en antologías como Cuento al Sur (Batarro, 2000), Pequeñas resistencias (Páginas de Espuma, 2002) y Paso Doble. Junge spanische Literatur (Wagenbach, 2008).

Blog: Hombres felices.

1.9.14

Javier Sáez de Ibarra: «El gato negro», de Edgar Allan Poe

(Boston, 1809-Baltimore, 1849)

Tales (1845)
El primer párrafo del cuento «El gato negro», publicado por Edgar Allan Poe en 1843, presenta la historia de un hombre al que todavía le importaba su vida. Protagonista de hechos terribles mata a su animal de compañía, asesina a su esposa, se declara autor consciente de ellos, al mismo tiempo que incapaz de explicarlos. En su ingenuidad, aventura que alguien en el futuro será capaz de reducirlos, al modo de las ciencias naturales hoy ya clásicas, a una consecución necesaria de causas y efectos. Escribir, entonces, lejos del razonamiento y la ejemplaridad, se convierte en un «alivio» moral, nunca en un modo de compensación o restablecimiento de la justicia (y aquí se abren perspectivas sobre el individualismo del escritor, la escritura como mera expresión y la comparecencia del dolor del otro; cuestiones que parecen hoy irresueltas). No es extraño que Baudelaire, Melville o Dostoievski se emparenten con él. Los excesos de esta estética son obvios; sin embargo, no termino de creer que otras estrategias como la ironía de Chéjov, la suspensión de Hemingway, ni siquiera la alienación de Kafka, puedan arrumbarla definitivamente. Ese pasaje al abismo de la humanidad a la crueldad y del dolor infligido intencionadamente hasta el trastorno de los valores deben tener un tratamiento, porque son reales, porque son cotidianos, porque nos negamos a admitirlos. El escritor que los aborda obtiene un alivio; sobre la conciencia del lector, en cambio, recae una carga que sobresalta, quizá, su vida.

Puedes leer «El gato negro»


(Vitoria, 1961)

Trabaja como profesor de Lengua y Literatura en un instituto de Madrid, ciudad en la que reside desde hace años. Ha publicado el poemario Motivos (2006) y los libros de cuentos El lector de Spinoza (Páginas de Espuma, 2004), Propuesta imposible (Páginas de Espuma, 2008), Mirar al agua (Páginas de Espuma, 2009; I Premio Internacional de Narrativa Breve Ribera del Duero) y Bulevar (Páginas de Espuma, 2013). Varios de sus relatos han sido seleccionados en las antologías más recientes del género en castellano y han sido traducidos al inglés.


25.8.14

Carlos Castán: «Wingfield», de Tobias Wolff

(Birmingham, Alabama, 1945)

Hunters In The Snow
(1982)
«Wingfield» pertenece al libro Cazadores en la nieve, publicado en España por Alfagura en 1989 en versión castellana de Maribel de Juan, siete años después de que apareciese el original, Hunters in the snow. Los doce cuentos que lo componen forman una de las colecciones de relatos más brillantes y perturbadoras que han caído en mis manos desde entonces. Y estamos hablando de un cuarto de siglo de lecturas y búsquedas.

En «Wingfield» Tobias Wolff nos habla de tres amigos (Parker, el narrador y el propio Wingfield) que se han conocido en un campamento militar de preparación para la entrada en combate que finalmente acabará teniendo lugar en el delta del Mekong. Nos cuenta la llegada al centro de instrucción, los ejercicios de orden abierto, el infantil asombro ante la arbitrariedad y las formas de una vida militar recién estrenada. Para ello el autor de Alabama utiliza un lenguaje preciso, pero simple y cándido porque, de alguna manera, es siempre un niño el que con la boca abierta, se ve sumido por primera vez, sin tiempo para digerirlo, entre los muros de un cuartel con toda su confusión de órdenes, banderas y armamento. El desvalimiento apático de Wingfield ―que se quedaba dormido mientras se afeitaba o a mitad de pintar un zócalo― no puede ser descrito de forma más magistral ni con mayor economía de medios: «A Wingfield, antes de que los militares se hicieran cargo de él, le habían mantenido vivo en algún lugar de Carolina del Norte» (p. 175). La frase no puede ser más sencilla y, sin embargo, hay todo un pasado metido en ella. Una vida, podríamos decir. Es tan solo un botón de muestra de lo que en general hace Wolff con sus personajes. Con apenas un par de pinceladas, con una mirada sobre ellos, a veces de soslayo, con frecuencia disfrazada de ingenuidad pero siempre certera e implacable, señala quiénes son, es decir, qué se limitan a ser frente a todo cuanto ellos pretenden y desean. Contra su voluntad y toda su maquinaria de autoengaño, por compleja que sea, muestran su pobre ser, su «eso es todo» en pequeños detalles que el autor convierte en toneladas cayendo a peso desde alguna parte.

Llega la hora del fuego real y los amigos son separados. Acaba la guerra y se distancian más. Por alguna razón el narrador da por supuesto que Wingfield tiene necesariamente que estar muerto, dada su torpeza y su desvalimiento. Cuando el narrador recibe la visita de Parker han pasado unos cuantos años. «Seguía siendo alegre pero de una forma más suave y más lenta, como un tío jovial del muchacho que había sido» (p. 179), así expresa Wolff el paso del tiempo. La visita había pretendido ser como quien no quiere la cosa, disfrazada de casual, y con ese mismo fingimiento el narrador deja para el final, cercano el momento de la despedida al lado ya de los coches, la pregunta por la suerte de un Wingfield para quien no había concebido otro destino que la muerte en combate a las primeras de cambio. Pero Parker le dice que está vivo, que lo vio durmiendo hace seis meses en el banco de una estación de ferrocarril ―«Era Wingfield sin la menor duda. Tenía la boca abierta»―. Y eso es todo. Por el camino nos hemos sumergido en la soledad de quien lleva la voz narradora ―su vida como suma de renuncias, acaso como todas las vidas― y en general en un mundo urdido a base de derrotas que a duras penas ocultan los hijos en los brazos, los días de pesca, las cervezas compartidas bajo las estrellas.

Los visitantes ―Parker y familia― se van. El narrador se queda solo, recoge las sobras de carne de la barbacoa y se las da a su perro. No me resisto a citar el último párrafo completo, lo he leído cientos de veces y sé que lo haré otras tantas mientras siga vivo:
«Abrí una botella de vino y salí al jardín. Las brasas de carbón de la barbacoa silbaban y se encendían cuando el viento jugaba sobre ellas, llevándose el humo en apretadas espirales. Noté las alas de los murciélagos pasar por encima de mi cabeza, dando vueltas en la oscuridad. como un soldado de permiso, como un muchacho que no sabe nada de nada, como un individuo despreocupado e inconsciente, bebí por ellos. Luego bebí por los grillos, las langostas y las cigarras que cantaban tan fuerte que parecía que la propia tierra estuviese roncando. Bebí por la tierra roncadora, por los ojos cerrados de la luna, por los árboles que se inclinaban y suspiraban: hasta que, ya soñando, caí de espaldas sobre la manta.»
Puedes leer «Wingfield»


(Barcelona, 1960)

Licenciado en Filosofía por la Universidad Autónoma de Madrid, ciudad en la que ha transcurrido gran parte de su vida. En la actualidad reside en Huesca, donde trabaja como profesor de enseñanza secundaria. Su última obra publicada es la novela La mala luz (Destino, 2013), pero es en el campo del cuento donde el autor ha labrado su prestigio, con libros de relatos como Frío de vivir (Onagro, 1997; Salamandra, 1998), objeto de una excepcional acogida por parte de la crítica y traducido a varios idiomas; Museo de la soledad (Espasa, 2000; Tropo, 2007) y Sólo de lo perdido (Destino, 2008). Ha participado en diversas antologías y ha publicado otros libros, como Polvo en el neón (Tropo, 2013), con fotografías de Dominique Leyva y textos de Castán en torno a los paisajes estadounidenses de la Ruta 66.


25.7.14

José Eduardo Tornay: «La botella de plata», de Truman Capote

(Nueva Orleans, 1924-Los Ángeles, 1984)

A Tree of Night
and Other Stories
(1949)
Casi todas las historias dignas de admiración encierran un núcleo de obstinación. Lo admirable no es consecuencia de la casualidad o de la lógica, sino fruto de una voluntad que se enfrenta a obstáculos, en apariencia, insalvables. La perseverancia y la insistencia son los pasadizos que conducen a la victoria heroica. Si no hay riesgo de caída no podemos hablar de triunfo. De los muchos registros que frecuentó Capote ―recordado más como personaje cosmopolita, histriónico y megalómano―, casi siempre con la holgura del virtuoso, uno de los que prefiero se recrea en los ambientes rurales, sureños y sencillos de su Luisiana natal, con personajes primitivos envueltos en singulares circunstancias ―como en «El arpa de hierba» o «Ataúdes tallados a mano».

En «La botella de plata» ―que el autor incluyó en su primer libro de cuentos, Un árbol de noche y otras historias, de 1949―, Mr. Marshall decide reflotar su cafetería, el Valhalla ―bajo consejo de su mejor cliente, el indio Hamurabi―, llenando de monedas una botella y admitiendo apuestas a quienes gasten en el negocio veinticinco centavos. El contenido de la botella será para quien, el día de Navidad, consiga acercarse más en su apuesta a la cantidad contenida. Applesead, un niño de los arrabales, de familia problemática ―al que acompaña Mony, su hermana menor, con unos dientes demasiado defectuosos para convertirse en estrella de cine―, pasa las tardes haciendo lo que nadie hace: intentando calcular cuántos dólares hay en la botella, con la certeza absoluta de que lo conseguirá, pues nació con una vuelta de cordón.

Cuando, el último día, obtiene los veinticinco centavos para la apuesta y proclama una cifra exacta: setenta y siete dólares con treinta y cinco centavos, sabemos que allí está un héroe. ¿Quién no quisiera tener una cifra exacta en la mente y la voluntad inquebrantable para seguirla hasta las últimas consecuencias?

Puedes leer «La botella de plata»

(Algeciras, 1968)

Licenciado en Derecho por la Universidad de Granada y en Ciencias Políticas y Sociología por la UNED. Ha desempeñado diversos oficios, en su mayoría relacionados con la intervención social, y en la actualidad trabaja en una fundación especializada en temas laborales y de formación. Ha combinado su labor profesional con colaboraciones en distintos medios, como la revista Eñe, entre otros. Ha participado en varias publicaciones colectivas y es autor del libro de relatos Los observatorios (e.d.a. Libros, 2006), la novela Los dueños del ritmo (La Fábrica, 2007) y la colección de textos A la sombra de los bloques (FMC, 2000).


5.7.14

Sara Mesa: «El negro artificial», de Flannery O'Connor

(Savannah, Georgia, 1925-1964)


A Good Man Is Hard To Find
(1955)
Una devota como yo de la obra de Flannery O’Connor ―una devota más, porque somos legión― podría escoger cualquiera de sus cuentos como ejemplo innegable de sabiduría y de talento. No creo haber leído nada flojo, ni siquiera menor, de esta inmensa escritora. Su asombrosa capacidad narrativa brilla en cada una de sus historias. Pienso en «Un hombre bueno es difícil de encontrar», en «La Persona Desplazada» o en «La buena gente del campo», pero también en sus novelas Sangre sabia o Los violentos lo arrebatan. Sin embargo, al igual que Richard Ford ―que lo seleccionó para su mítica antología del cuento norteamericano―, tengo debilidad por «El negro artificial» ('The Artificial Nigger'), cuento que se publicó por primera vez en 1955 y en el que se narra el viaje del campo a la ciudad ―Atlanta― de un abuelo y su nieto de diez años. Anciano y niño, ejemplos ambos de tozudez y orgullo, se contraponen y se complementan durante toda la historia: cuando emprenden juntos el viaje en tren ―fingiendo saber más de lo que saben―, se pierden en el barrio negro ―el tema racial aparece con inteligencia y sutileza― o, finalmente, cuando se enfrentan a la prueba de la negación, el pecado, el perdón y la misericordia. O’Connor convierte una sencilla excursión de un día en un viaje de dimensiones morales que encierra un verdadero aprendizaje y la transformación espiritual de los personajes: demoledora, tierna, profunda y, sobre todo, profundamente humana.

Puedes leer «El negro artificial»
en Cuentos completos.


(Madrid, 1976)

Sara Mesa reside desde niña en Sevilla. Ha publicado los libros de relatos La sobriedad del galápago (Diputación de Badajoz, 2008) y No es fácil ser verde (Everest, 2009), además de las novelas El trepanador de cerebros (Tropo, 2010), Un incendio invisible (Fundación Lara, 2011; Premio Málaga de Novela) y Cuatro por cuatro (Anagrama, 2012; finalista del Premio Herralde). Fue seleccionada en la antología Pequeñas resistencias 5 (Páginas de Espuma, 2010) y su poemario Este jilguero agenda (Devenir, 2007) ganó el Premio Nacional de Poesía Miguel Hernández. La editorial Anagrama publicará este próximo otoño Cicatriz, su nueva novela.


24.6.14

Presentación en Santander

Nueva cita con Madrid, Nebraska, esta vez en Santander. Será el próximo viernes, día 27, a las 19 horas, con motivo de la Feria del Libro Independiente de Cantabria, instalada en la céntrica plaza Pombo.

Contaremos con la presencia del autor Gonzalo Calcedo y de Sergi Bellver, artífice del proyecto.

¡Os esperamos!

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21.6.14

Mario Crespo: «El ladrón de palacio», de Ethan Canin

(Ann Arbor, Michigan, 1960)

 
The Palace Thief
(1994)
Resulta curioso ver cómo un autor joven americano alcanza un éxito prematuro en su país y es traducido a otras muchas lenguas a base de repetir modelos prosísticos muy clásicos, tanto que algunos los tildarían de trasnochados. La prosa de Ethan Canin es aseada, ortodoxa, tan equilibrada como un templo dedicado a las Vestales. Y es precisamente en este punto donde reside el interés de su propuesta narrativa, pues Canin es coherente; fiel a un ideal que se sostiene de manera consistente gracias a un estilo sobrio que huye de modas efímeras y juegos postmodernos.

En «El ladrón de palacio», relato que da título al libro homónimo compuesto por cuatro cuentos de generosa extensión, Hundert, un profesor de historia que trabaja en un colegio de élite donde estudian los hijos de los senadores y de los hombres más poderosos del país, pretende inculcar a sus alumnos unos valores éticos que les conduzcan a ejercer su profesión con equidad en el futuro. Sin embargo, las pasiones de los humanos, la condición humana, que es sobre lo que, al fin y al cabo, reflexiona el autor, se impondrá al orden y a las reglas establecidas y el profesor se verá envuelto en una contienda con un alumno mentiroso que se propone hundir su carrera. Canin ha sido tildado por un sector de la crítica de su país como autor moralista y poco innovador. Sin embargo, a muchos nos parece un maestro del relato con una fuerte personalidad que le aleja de lo trendy y que dota a sus textos de una intensidad sin dramas y un mensaje que no deja indiferente a quienes lo leen por primera vez. En su caso, el clasicismo es vanguardia.

Puedes leer el relato en el
libro El ladrón de palacio.


(Zamora, 1979)

Licenciado en Historia del Arte y Documentación. Ha escrito y dirigido los cortometrajes Odio, Sin título y Death. Es autor del libro de relatos Cuento kilómetros (Eutelequia, 2011), y de las novelas LS6 (Bohodón, 2010), distinguida en el Festival du Premier Roman de Chambéry, Biblioteca Nacional (Eutelequia, 2012) y La 4ª (Lupercalia, 2014). También ha coordinado, junto a José Ángel Barrueco, la antología Viscerales (Ediciones del Viento, 2011). Es colaborador habitual de prensa y su obra poética y narrativa aparece antologada en varios libros. Actualmente reside en Madrid.
Blog: El viento que agita la cebada

26.5.14

Presentación en Fuenlabrada (Madrid)

Después de la buena acogida recibida por el equipo de Madrid, Nebraska en los encuentros de Madrid y Barcelona, tenemos otra cita mañana martes, día 27 y a las 19.30 horas, en el pabellón de adultos del recinto de la veterana Feria del Libro de Fuenlabrada, instalada este año en el parque de la fuente, entre las calles Eras y Hontanar.

Contaremos con la presencia de Pepo Paz, editor de Bartleby, y de Sergi Bellver, artífice del proyecto.

¡Os esperamos!


Próximas citas:

● Madrid. Del viernes 30 de mayo al domingo 15 de junio. Firmas de varios autores de Madrid, Nebraska y presencia de Bartleby Editores en la caseta n.º 355 de la Feria del Libro de Madrid.

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22.5.14

Presentación en Barcelona

Por fin llegó a las librerías nuestro libro colectivo y podemos presentar Madrid, Nebraska en sociedad. Tras el primer y concurrido encuentro del pasado martes en Madrid, tenemos una cita en Barcelona. La presentación tendrá lugar mañana viernes, día 23 y a las 19.30 horas, en un espacio ya tan entrañable para todos como Pequod Llibres, en la calle Milà i Fontanals, 59.

¿Qué mejor sitio para presentar un libro de Bartleby Editores que una librería en la que se confiesan admiradores del gran Herman Melville? ¿Y qué mejores anfitriones que nuestros queridos Consuelo y Pere, los capitanes de ese ballenero en el corazón de Gràcia?

Contaremos con la presencia de los autores Fernando Clemot y David Aliaga, además de Sergi Bellver, artífice del proyecto.

¡Os esperamos!


Próximas citas:

● Fuenlabrada (Madrid). Martes, 27 de mayo, a las 19.30 h. en el recinto de la Feria del Libro de Fuenlabrada, calle De la Telefónica, 12.

● Madrid. Del viernes 30 de mayo al domingo 15 de junio. Firmas de varios autores de Madrid, Nebraska y presencia de Bartleby Editores en la caseta n.º 355 de la Feria del Libro de Madrid.

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Más de tres horas de "banda sonora" en Spotify.

19.5.14

Presentación en Madrid

Por fin Madrid, Nebraska llega a las librerías y podemos presentarlo en sociedad. Será mañana martes, día 20 y a las 20.30 horas, en Madrid, en un lugar tan carismático en la vida de la ciudad como el Café Comercial de la glorieta de Bilbao.

Bartleby Editores, además, os invitará a la primera consumición, así que podréis tomar asiento con vuestro café o vuestra caña para escuchar a todos los autores que nos acompañarán. Por supuesto, habrá ejemplares del libro a la venta durante la presentación.

Contaremos con la presencia de los autores Pedro Sorela, Matías Candeira, Óscar Esquivias, Ignacio Ferrando, Paula Lapido, Juan Carlos Márquez, David Ruiz y Paul Viejo, además del editor, Pepo Paz, y de Sergi Bellver, artífice del proyecto. 


¡Os esperamos!
 



Próximas citas:

Barcelona. Viernes, 23 de mayo, a las 19.30 h. en Pequod Llibres, calle Milà i Fontanals, 59.


● Fuenlabrada (Madrid). Martes, 27 de mayo, a las 19.30 h. en el recinto de la Feria del Libro de Fuenlabrada, calle De la Telefónica, 12.

● Madrid. Del viernes 30 de mayo al domingo 15 de junio. Firmas de varios de nuestros autores y presencia de Bartleby Editores en la caseta n.º 355 de la Feria del Libro de Madrid.


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18.5.14

Carmen Peire: «Incendiar establos», de William Faulkner

(New Albany, 1897-Byhalia, Mississippi, 1962)


Harpers (1939)
Faulkner escogió este cuento para abrir una selección de relatos antes de recibir el premio Nobel. El cuento está focalizado en un niño de diez años, hijo de un aparcero blanco expulsado de la zona con su familia tras incendiar un establo. Con su violencia soterrada, refleja un modo de vida miserable en el sur, el de alguien que está en lo más bajo, mucho más que los esclavos negros. El de un tullido, de carácter áspero y amargado, que en la guerra civil no estuvo ni con unos ni con otros, déspota con su familia y con su hijo de diez años que se debate entre la fidelidad a la sangre, su padre, y la necesidad de enfrentarse a él, de denunciarlo. Unas mujeres en plano secundario, sin opinión. Y el papel de una alfombra blanca, esencial en el relato y clave para enmarcar las diferencias sociales. Alfombra que ensucia intencionadamente el aparcero tras pisar con su pierna coja una boñiga de caballo, desencadenante del enfrentamiento con el hijo. Un universo concentrado, y ese modo de vida reflejado en apenas veinte vertiginosas páginas. Un Faulkner distinto, más intenso que el Faulkner novelista, también más abierto y asequible. Altamente recomendable el libro entero.

Puedes leer el relato «Incendiar establos» 
en el libro Cuentos reunidos.


(Caracas, 1952)

Vive en Madrid, donde dirige cursos para jóvenes en el Taller de Escritura Creativa de Clara Obligado. Ha publicado los libros de cuentos Principio de incertidumbre (Cuadernos del Vigía, 2006) y Horizonte de sucesos (Cuadernos del Vigía, 2011), y relatos suyos figuran en antologías como Por favor, sea breve (Páginas de Espuma, 2001) o Sólo cuento (Universidad Autónoma de México), entre otras muchas, y ha estado al cargo de la edición del libro Luis Buñuel, novela (Cuadernos del Vigía, 2013), de Max Aub.

16.5.14

Pedro Ugarte: «Manos», de Sherwood Anderson

(Camden, Ohio, 1876-Panamá, 1941)


Winesburg, Ohio
(1919)
La narrativa breve norteamericana de los últimos dos siglos, estoy seguro, brillará dentro de mucho tiempo como hoy brillan la filosofía griega, el derecho romano o la pintura impresionista. Dentro de ese yacimiento de portentosos narradores tiene un lugar especial Sherwood Anderson. Los cuentos de Anderson demuestran esa vinculación íntima y secreta entre la buena literatura y la verdad. En «Manos», relato incluido en Winesburg, Ohio (quién lo diría, Madrid, Nebraska…), Sherwood Anderson perfila uno de esos personajes zaheridos por la vida, que se sostiene a duras penas pero al mismo tiempo con admirable dignidad.
«Adolph Myers había sido designado por la naturaleza para ser maestro de niños. Era de esos pocos hombres mal comprendidos, que gobiernan valiéndose de un poder tan suave que se confunde con una afable debilidad. En lo que sienten por los muchachos a su cuidado, tales hombres no dejan de tener cierta semejanza con la más refinada categoría de mujeres en su amor por los hombres.»
Sí, cierto, las sospechas que despiertan esas pocas líneas apuntan a la historia de un maestro que va a buscarse muchos problemas o que quizá tan solo va a ser mal interpretado, pero en ellas también se adivina una historia trágica, delicada, que medita sobre el paso del tiempo, el concepto de culpa y la piedad.

Puedes leer el relato «Manos»
en el libro Winesburg, Ohio.


(Bilbao, 1963)

Es abogado economista pero ha dedicado casi toda su vida profesional al periodismo, habiendo recibido el Premio Julio Camba de Periodismo. Autor de una amplia obra narrativa, en ella se alternan novelas como Los cuerpos de las nadadoras (Anagrama, 1996; Premio Euskadi de Literatura, Premio Papeles de Zabalanda y Finalista del Premio Herralde), Una ciudad del norte (1999), Pactos secretos (Anagrama, 1999), Casi inocentes (2004, Premio Lengua de Trapo) o El país del dinero (Algaida, 2011; Premio Logroño de Novela) con los libros de cuentos Los traficantes de palabras, Manual para extranjeros (1993), La isla de Komodo (Bassarai, 1996), Materiales para una expedición (Lengua de Trapo, 2003), Mañana será otro día (Lengua de Trapo, 2005) y Guerras privadas (Premio NH de Libros de Relatos), entre otros. Ha publicado también dos poemarios, Incendios y amenazas (Premio Nervión) y El falso fugitivo. Su último libro de relatos es El mundo de los Cabezas Vacías (Páginas de Espuma, 2011).

14.5.14

Fernando Aramburu: «Un suceso en el puente sobre el río Owl», de Ambrose Bierce

Ambrose Bierce
(Meigs, Ohio, 1842-Chihuahua, México, 1913)


Tales of Soldiers and Civilians
(1891)
Ambrose Bierce incluyó esta pieza en sus célebres Cuentos de soldados y civiles. Constituye un ejemplo clásico de final con sorpresa. Hay quien postula los desenlaces abiertos. Yo disfruto con unos y otros siempre que hayan sido bien trazados. Le tengo aprecio a este cuento de Bierce. Deliberadamente lo releí poco antes de ponerme a escribir mi novela Bami sin sombra, en la que puse por obra un tratamiento del tiempo similar al empleado por Bierce en su relato. Dicho tratamiento prevé una larga narración dentro del breve instante de otra. Analicé el recurso con vistas a aplicarlo a mi modesta novela. La historia de Bierce es conocida. En Alabama, durante la guerra civil norteamericana, un ajusticiado sueña que cae al río sobre el que acaban de ahorcarlo. Logra escapar con gran esfuerzo, se adentra en el bosque, corre de noche a su casa y cuando va a abrazar a su mujer, que ha salido sonriente a su encuentro, todo termina, todo se apaga y el condenado a muerte cuelga del puente del que, en realidad, nunca se alejó. La historia resulta finalmente dilucidada. Esta circunstancia podría disgustar a algunos lectores. A mí la invención literaria del cuento de Bierce me parece tan bien construida que, aun conociéndola, vuelvo con gusto a ella, al instante en que al pobre Peyton Farquhar, el granjero ahorcado, se le acaban de golpe el sueño salvador y la vida.

Puedes leer el relato «Un suceso en el puente sobre el río Owl»
en el libro Cuentos de soldados y civiles.



(San Sebastián, 1959)

Se licenció en Filología hispánica por la Universidad de Zaragoza y desde 1985 reside en Alemania. Fue miembro del Grupo CLOC de Arte y Desarte, ha traducido la obra de autores como Arno Schmidt o Max Frisch y colabora con varios medios españoles. Considerado ya uno de los narradores más destacados en lengua española, es autor de tres libros de relatos, No ser no duele (1997), Los peces de la amargura (2006; Premio Mario Vargas Llosa NH) y El vigilante del fiordo (2011), y de varias novelas merecedoras de numerosos galardones, como Fuegos con limón (1996), El trompetista del Utopía (2003), Viaje con Clara por Alemania (2010), Años lentos (2012, VII Premio Tusquets Editores de Novela, y Libro del Año 2012 según el Gremio de Libreros de Madrid) y la llamada «Trilogía de Antíbula», compuesta por Los ojos vacíos (2000), Bami sin sombra (2005) y La gran Marivián (2013). Ha escrito también poesía y libros para niños, como Vida de un piojo llamado Matías (2004). Toda su obra narrativa ha aparecido en el sello Tusquets, a excepción de su último libro, Ávidas pretensiones (Seix Barral, 2014), por el que ha recibido el Premio Biblioteca Breve de Novela.
Blog: Déjate de rosas
Twitter: @FernandoArambur



5.5.14

Miguel Sanfeliu: «Imperio», de Richard Ford

Richard Ford
(Jackson, Mississippi, 1944)


Rock Springs
(1987)
Richard Ford es un escritor rudo. Se cuenta que le pegó un tiro a la portada del libro de una escritora que le había criticado negativamente y se lo envió por correo. Poca broma. En sus historias las cosas ocurren, sin más, y no hay tiempo para arrepentimientos. Su libro de cuentos Rock Springs basta para colocarle en lo más alto del canon de los escritores de relatos norteamericanos. Ha seleccionado y prologado varias antologías, ha obtenido los más prestigiosos premios, como el Pulitzer o el Pen Faulkner, y es autor de importantes novelas, como El periodista deportivo, El día de la Independencia o, la más reciente, Canadá.

«Imperio» es una historia de infidelidad. Transcurre durante una noche en el interior de un tren. Una pareja se dirige a visitar a la hermana de la mujer, que está pasando por una crisis emocional. La mujer se va a dormir y el hombre queda solo en el vagón bar y conoce a una sargento con la que empieza a hablar. Pasarán gran parte de la noche juntos. Luego el hombre regresa con su mujer. Pero en ese periplo nos enfrentamos a un personaje complejo, asistimos a otros relatos dentro del relato, como el de esa muchacha a la que el protagonista observa llorar en la casa vecina, o una anécdota sobre el padre de la sargento. Se trata de la atracción del abismo, de la fascinación del protagonista por las existencias duras, al margen, descontroladas, desde la promiscua hermana de su esposa hasta esa sargento que le confiesa que demasiadas veces ha sido «la otra». Al final, el protagonista y su mujer observan un incendio por la ventanilla del tren y esa imagen se presenta como una metáfora perfecta de lo que acaba de ocurrir.

Quizá no sea el mejor relato del libro pero, desde luego, durante mucho tiempo, al pensar en estas historias, la primera imagen que me venía a la cabeza era la de ese hombre en la penumbra de su cocina, observando a una mujer que llora en la casa vecina. Al releerlo de nuevo, he quedado fascinado una vez más por ese personaje a quien no terminamos de entender, por la estructura de la historia, por el manejo de los diálogos, en definitiva, por ese estilo preciso y directo con el que tan bien describe a personajes emocionalmente perdidos y situaciones tensas y asfixiantes que parece que vayan a estallar en cualquier momento.

Puedes leer el relato «Imperio»
en el libro Rock Springs.



Miguel Sanfeliu
(Santa Cruz de Tenerife, 1962)

Escritor e ilustrador residente en Valencia, es autor de los libros de relatos Anónimos (Traspiés, 2009), Los pequeños placeres (Paréntesis, 2011) y Gente que nunca existió (e.d.a. Libros, 2012). Ha publicado cuentos en diversas revistas y libros colectivos. Desde 2006 gestiona el blog Cierta distancia, en el que presta especial atención al género del relato y por el que han pasado decenas de escritores españoles actuales para responder a su «Cuestionario básico».
Twitter: @MiguelSanfeliu